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Durante esos cinco meses, la gente buscará la muerte pero no la encontrará; deseará morir, pero la muerte se alejará de ellos.

Las langostas parecían caballos listos para la guerra. En la cabeza tenían algo parecido a una corona de oro, y su cara era como de ser humano. Su crin era como el cabello de las mujeres, y sus dientes como los de los leones.

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